LA LEYENDA DEL GALLO Y LA GALLINA DE SANTO DOMINGO DE LA CAZADA
"Cuenta la tradición que, entre los muchos peregrinos compostelanos que
hacen alto en Santo Domingo de la Calzada para venerar las reliquias de Santo
Domingo de la Calzada, llegó un matrimonio con su hijo de dieciocho años,
llamado Hugonell, procedente de Ad Sanctos
La chica del mesón donde se hospedaron, se enamoró del
joven Hugonell pero, ante la indiferencia del muchacho, decidió vengarse.
Metió una copa de plata en el equipaje del joven y cuando los peregrinos
siguieron su camino, la muchacha denunció el robo al corregidor,
Las Leyes de entonces castigaron
con pena de muerte el delito de hurto y una vez prendido y juzgado, el inocente
peregrino fue ahorcado.
Al salir sus padres camino de Santiago de Compostela fueron
a ver a su hijo horcado y, cuando llegaron al lugar donde se encontraba,
escucharon la voz del hijo que les anunciaba que Santo Domingo de la Calzada
le había conservado la vida. Fueron inmediatamente a casa del Corregidor
de la Ciudad y le contaron el prodigio.
Incrédulo el Corregidor les contestó que "su hijo
estaba tan vivo" como el gallo y la gallina asados que él se disponía a comer
En ese preciso instante el gallo y la gallina saltando
del plato se pusieron a cantar. Y desde entonces se dicen los famosos versos:
SANTO DOMINGO DE LA CALZADA QUE CANTÓ LA GALLINA DESPUÉS
DE ASADA".
En recuerdo de este suceso se mantienen en la Catedral
un gallo y una gallina vivos y siempre de color blanco durante todo el año.
Proceden de donaciones y se realiza el cambio de las parejas cada mes. Frente
a esta hornacina, que se construyó en 1445, y debajo de la ventana de la
Catedral, se conserva un trozo de madera de la horca del peregrino.
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